El extraño caso de Carmen Bayod
A la alcaldesa de Albacete no le ha sentado nada bien el inicio del año y lo que comenzó como pequeñas y enigmáticas ausencias en su agenda institucional se ha convertido, en tan solo tres meses, en una realidad incómoda para el Equipo de Gobierno municipal.
Uno que siempre tiende a pensar mal, al principio, cuando comprobó que la alcaldesa redujo a la mínima expresión su acompañamiento a sus Majestades de Oriente, en la Cabalgata de los pasados Reyes, elucubró que fue para ahorrarse la sonora pitada con la que la 'agasajaron' sus vecinos, cuando hizo entrada en la Plaza de Toros en 2012, para recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar.
Después llegó Fitur y la alcaldesa también se borró. Tampoco le di mayor importancia. Total, Albacete solo llevaba a la Feria Internacional de Turismo más importante de Europa su cartel para la Feria de 2014 y eso bien lo podía asumir el concejal de Festejos. Para ese cesto, no hacía falta enviar a la señora alcaldesa a hacer turismo a la capital, porque a eso se redujo la actividad de la expedición municipal albaceteña.
Pero cuando Carmen Bayod hizo pellas en la entrega de premios del Festival Internacional del Circo de Albacete o en las distinciones taurinas de los Samueles y no hizo acto de presencia en ninguna de las tradicionales meriendas que el Ayuntamiento organiza en los centros socioculturales de la ciudad, con motivo del Jueves Lardero, y tras comprobar que no cambió las asociaciones de mayores por acompañar a los miles de jóvenes que se dieron cita en el macro botellón que autorizó en el Campus albaceteño, me decidí a recurrir a mis contactos en el núcleo duro del PP, porque todo parecía apuntar a que el partido había decidido minimizar las presencias públicas de la alcaldesa, quizás porque ya había tomado la decisión de que doña Carmen no repetirá foto en el cartel electoral de las Elecciones Municipales de 2015.
Cobraba fuerza esa teoría que circula desde hace unos meses por los mentideros periodísticos de la ciudad de que la cosa ya estaba pactada y que doña Carmen tendría un feliz retiro como senadora del Reino y el partido, no menos feliz, vía libre para designar a su sucesor como candidato a la Alcaldía albaceteña.
Tras mucho insistir y un sinfín de llamadas despachadas con evasivas que no explicaban las ausencias de la alcaldesa, un colaborador de la máxima confianza de doña Carmen acertó a darme la explicación. Las ausencias de la alcaldesa obedecen a su delicado estado de salud, que no le permite, ni tan siquiera, mantener la cómoda y nada exigente agenda institucional que ha llevado durante los últimos tres años.
Al principio, no concedí mucho crédito a esta fuente, porque la teoría de la mano negra en su partido se acomodaba mucho más a las inclinaciones de este periodista y ya se sabe cual es esa máxima de la profesión que establece que la verdad no debe estropearte un buen titular.
Pero el pasado fin de semana, el equipo médico de las urgencias albaceteñas atendió a una paciente, a intempestivas horas y escoltada por su guardia de corps municipal, que da consistencia a las confidencias del colaborador de doña Carmen.
Es más, una vez contrastada esta información, me han confirmado que entre los colaboradores de la máxima confianza de doña Carmen, algunos han comenzado a sugerirle que sus obligaciones como alcaldesa no harán sino deteriorar aún más su delicado estado de salud y que debería comenzar a plantearse la posibilidad de ceder el bastón de mando municipal a alguno de sus compañeros en el Grupo Municipal del PP, puesto que ella ya ha tomado la decisión de no repetir la próxima Legislatura, no tiene sentido alargar una situación incómoda, que no le sienta nada bien a su enfermedad y que, además, comienza a desnortar a los concejales del PP, que no tienen nada claro a quién dirigirse, porque la actividad y presencia de doña Carmen en el Consistorio ya es meramente testimonial.
Juan Manuel Sobrino
http://www.dclm.es/shh.php?id=1401